¿Qué llevas ahí?

Me encanta la palabra algunoen Lucas 9:23. Jesús dijo: «Si alguno quiere venir en pos de mí….» Esa es una de las mejores cosas del mensaje de Jesús… que acepta a cualquiera. No hay que enviar curriculum, ni solicitudes, ni tomar pruebas. Fíjate en la clase de gente que Jesús aceptaba: los enfermos mentales, los parias, los promiscuos sexuales, la gente con diferentes puntos de vista políticos, los viejos, los jóvenes, los ciegos… cualquiera que reconociera su necesidad de Él.

Sin embargo, una vez que estás «dentro», Jesús te pide algo: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame» (Lucas 9:23). Jesús no dijo «toma la cruz» o «cualquier cruz». Cada uno de nosotros tiene una cruz personal. Cada uno de nosotros tiene sus propios genes, personalidad y experiencias familiares. Incluso tus hermanos, que vivieron en la misma casa con la misma gente y las mismas circunstancias, probablemente veían las cosas de una manera distinta que tú. Si les dices a la gente cuál es tu mayor tentación, tal vez se pregunten cuál es la gran cosa. Tus temores no son los míos. Mis debilidades no son las tuyas.

En tiempos del Nuevo Testamento, la gente se veía obligada a llevar cruces literales por diferentes delitos, y luego era obligada a morir en ellas. La gente que moría en la cruz no se podía ocultar. Los colgaban a plena vista para que todo el mundo los viera, y no se podían tapar. No hay camuflaje alguno para alguien que esté en una cruz: la piel humana frágil extendida contra la madera tosca y nudosa. Las cruces saben cómo deshacerse del orgullo. Y eso es bueno, porque el orgullo te aleja de Jesús.

Cuando lleves tu cruz cada día, recuerda: lo haces porque Jesús te lo pide. Él cargó una cruz por ti. No lo obligaron a hacerlo; Él la llevó voluntariamente. Dio su vida en aquella cruz para que tú pudieras vivir. «Soportó la cruz, menospreciando la vergüenza» (Hebreos 12:2).

Sigue llevando tu cruz, y no te avergüences siempre y cuando te mantenga siguiendo a Jesús.  —TC


Uma respuesta “¿Qué llevas ahí?”

  1. Cuando llevamos nuestra cruz por Cristo, nos
    identificamos con EL en su sufrimiento, y
    también en su GLORIA.


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